El llamado de la noche azul
La
noche siempre llama
Pero
no quiero sus tinieblas.
Aunque
seduce,
aunque
parece resplandecer.
Quiero
que me susurre sus enigmas,
su
luz azul.
Aquella
que obtuvo del fulgor lunar.
Aquella
que se fundió con la materia
que
está en el universo y en nosotros.
Del
polvo de estrellas.
¿En
qué momento me acostumbré a los agujeros
en
el cielo?
¿En
qué momento entendí que esos cielos están dentro
y también los agujeros?
Todas
las respuestas ya estaban en mí
pero tuve que buscarlas afuera.
Discutimos
sobre la poesía y el amor,
no
buscamos respuestas sólidas,
sino
impresiones.
Abrazamos
el enigma.
Pero
a veces nos aventuramos a bucear.
El
amor, tan parecido a una quimera,
es
una Ilusión refractaria.
Como
toda ilusión primordial,
puede
desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos.
O
puede solidificarse
hasta
el fin de los tiempos,
en
condiciones óptimas de sublimación.
La
poesía es adentro y afuera,
arriba
y abajo,
sentido
y sinrazón,
estructura
y caos.
Una
mentira que es fáctica.
Y
una realidad que es una mentira.
Es
un eco de toda la historia humana,
que
persiste en sueños y vigilias.
Es
la luz azul.
A
veces percibo que, el amor, la poesía,
el
cielo y la noche,
son
lo mismo y los confundo.
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