16 de diciembre de 2024

Max Dionic

 


Max Dionic

 

Nació en Ezeiza, pero vive en Ciudad Evita desde 1961.

Es docente de educación secundaria en Lengua y Literatura.

Ama caminar por las calles diáfanas de la ciudad que la vio crecer.

Desde 2020 participa del Taller de escritura autogestivo "La Cachirula".

Ha publicado Popurrí (2022) y Azul Celeste Amarillo (2023).

Participó en las antologías: Plural, Memoria, Lo que florece, Casa libro y En la tarde ... poesía.

 


Abc y lo que sigue  - Max Dionic

 

Almas que han estado atascadas, inmóviles, allí sin saberlo, parecen convertirse en abrazos  inesperados que ponen luz a esas lunas.

Bidimensiones estelares que en el cielo no están. Etéreas blancas en voz sublime bisbisean.

¿Cómo decirles estoy aquí, cuando ya me he ido? ¿Cómo me reconocerán?

De dimensión se habla, cuéntenme, díganme si de algunos de esos planos no concretos, alguien los ha sorprendido, se ha manifestado.

En mi dimensión pasa el tiempo.   En pocos sueños los he percibido. ¡Qué lindo cuando los evoco!

¿Fraternidad? Yo diría cofradía. Cofradía de esa que supera el  porqué de sí misma. Porque hay una sustancia que corre a través de tiempos inconscientes (inmemorables), subyaciendo en eso llamado familia.

Genética a la que no siempre puedes escapar. Genética que implica un laborioso y consciente trabajo contigo mismo.

Hematíes con historias que ya están. Historias inconscientes que salen afuera sin nosotros saberlo. Ese círculo infinito se repite generación tras generación. Hipérbole de cosas que no se llegan a comprender trascendiendo el hipérbaton del propio ser.

Icónico el destino de alguno de nosotros que no elegimos descender de ibéricos, de seres de otros lares, pero, sí lo somos. Heterogeneidad americaafroeuropea descendiente, paleta de creencias, fe y colores.

Jactarse de raza pura, algunos pretenden, solo jurel de baja calidad diría yo si jerarquiza se los pudiera, y hasta no sé si les falto el respeto al pobre bicho.

¿Kantiano, deberíamos ser para dilucidar este berenjenal?  O será el karma que existe según lo que sostienen los budistas y el hinduismo.

¿Lamentable confusión, o reflexión del ser que habita en cada humano? Llantos que enjugan lágrimas que suelen llenar lagares con desconsuelo de desencuentros.

Mundo extraño, este, el llamado tierra, habitado por humanos que se desconocen como tal.

Nada, nada escapa a la verdad; siempre que uno quiera conocerla. ¿No crees?

¿Ñoños serán quienes se preocupen por el ser, la ascendencia, la esencia y el homínido que habita en cada uno de nosotros?

Onas, ombúes, tierras fueguinas, habrán existido en la “hominización” del planeta mientras sucedía el bipedismo de los primates?

¡Pintecantropus, primates, homínidos! He aquí la raza humana. Esto dice la teoría evolucionista.

Quizá por el cambio evolutivo tan acelerado que hemos presentado, cerebralmente, nos hemos alejado tanto, ¿tanto? de los simios. Bueno esa parece ser la teoría científica.

Rumores, ruidos que han acontecido a lo largo del tiempo donde según parece, lo evolutivo nos alejó de los primates, aunque aún, no encontramos el génoma del hombre y no hay reconvención entre primates y homínidos.

Socabarnos quisieron, sensatos y sensible no fueron, socavón de minerales sepultaron a los nuestros. Hoy litio exportamos por pocos centavos.  Dispositivos digitales casi todos tenemos a precios incorrectos.  Salir del sistema deseamos. Difícil nos es, globalizados estamos. ¿Será que el ARSAT-2 nos una definitivamente como latinoamericanos?

Todo es parte de un todo. ¡Qué sola me siento! ¿Quiero ser parte del todo?

Unida al Eternauta, y a la Cachirula con Marcela podré zambullirme en distopías de caramelo, y chocolate amargo con dulzor.

Valor hay que tener, para sacar de ahí adentro lo que por tiempo quedó, y se vuelve palabra cada lunes cuando a las seis de la tarde sin guitarra ni acordeón todos cantan al son de buen disparador.

 

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