Cuenta una desconocida leyenda urbana de más de medio siglo que, en el Viejo barrio de Palermo, a pocos días que en Villa Fiorito naciera El fútbol, llegara un niño que, con la misma lógica escorpiana, también "haría historia" (por cierto que más modesta).
En un conventillo
situado donde a Borges se le antojara la mítica fundación de Buenos Aires
("....Una
manzana entera pero en mitá del campo/expuesta a las auroras y lluvias y sudestadas/La
manzana pareja que persiste en mi barrio:/Guatemala, Serrano, Paraguay,
Gurruchaga. ..."); fue acunado por una pareja de costureros, un humilde
escriba con deseos de poeta y sino de cantor. Con oficio de preceptor de
escuela pública a lo largo de 30 años, intentó "picotear" aquí, allá y no con poca osadía tras un largo
derrotero nutrido con diversas aunque tardías lecturas, recalara por fin en La
Cachirula, justo cuando se retiraba la pandemia. Allí finalmente comenzaría a
aproximarse a su deseo inicial, rodeado de una saludable diversidad compañeril.
Participa entonces de las antologías "Plural", "Casa libro"
y "En la tarde...poesía". Próximamente verá
la luz su primer libro solista...
Elijo I – Alfredo Anaya
Del árbol, una hoja elijo ser
que el viento agite
la lluvia bañe
el sol haga vibrar de luz
nueva
cada vez.
Alimentar un bichito viajero
acariciar un pájaro
que canta y canta y canta.
Esperar la llegada del otoño
desprenderme suave
flotar en un último viaje
regresar a la tierra.
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